Esta escultura de pared juega con un poderoso contraste entre la solemnidad de su composición y la inocencia de su protagonista, una niña pequeña envuelta en un atuendo majestuoso. Su expresión serena y casi meditativa se ve enmarcada por una armadura ricamente ornamentada, que la transforma en una figura de autoridad, casi divina.

Sobre su cabeza, el sol radiante refuerza la sensación de trascendencia y poder, mientras que los patrones detallados y la simetría de la composición evocan una estética ceremonial.Sin embargo, detrás de esta grandeza, la dulzura infantil de la figura permanece intacta, creando un juego de dualidades entre la fragilidad y la fuerza, la infancia y la eternidad.

Escultura modelada en arcilla, escayola tallada y objetos reutilizados.Reproducida en resina con nuevos detalles ensamblando objetos reutilizados y masilla epoxi. Pintada con goma laca, pintura de tiza, acrílicos y barniz.

45 x 12 x 61 cm | 18 x 5 x 25 in