Encerrado en un marco como si fuera un ícono antiguo o un retablo mínimo, este rostro barbado de aire solemne y potente parece brotar de la materia como un oráculo pétreo. Dos mecanismos flanquean su cabeza, como extensiones simbólicas de su pensamiento o guardianes de su palabra. Hay en él algo ancestral y profético, como si hablara desde el centro de una máquina sagrada. La pieza evoca una figura de autoridad remota, a medio camino entre un patriarca bíblico y un dios olvidado del metal.

Escultura modelada en arcilla, escayola tallada y objetos reutilizados. Reproducida en resina con nuevos detalles ensamblando objetos reutilizados y masilla epoxi . Pintada con goma laca, pintura de tiza, acrílicos y barniz.

12 x 4,5 x 12 cm | 5 x 2 x 5 in