En esta pieza, Tomás Barceló fusiona la poderosa anatomía del mandril con las líneas elegantes y aerodinámicas de un automóvil clásico de los años 40. La forma del rostro, con sus contornos suaves y estilizados, evoca la carrocería curvada y pulida de un automóvil clásico, mientras que los detalles texturizados capturan la vitalidad y la fuerza del animal. La paleta de tonos rojos intensos resalta esta dualidad, creando una obra que juega con la tensión entre lo natural y lo mecánico.

Escultura tallada en yeso, a partir de un molde de arcilla refractaria chamotada fina, y reproducida en resina. Pintada con goma laca, pintura a la tiza, acrílicos y barniz.

17 x 23 x 9 cm | 6,6 x 9 x 3,5 pulgadas