En esta pieza destaca el cráneo robótico, que evoca un memento mori tecnológico, en contraste con el rostro de una anciana tallado en madera envejecida. El cráneo, con sus detalles metálicos y mecánicos, simboliza la frialdad y la permanencia de la máquina, mientras que el rostro humano, marcado por el paso del tiempo, refleja la fragilidad e impermanencia de la vida. Los intrincados detalles ornamentales que rodean ambas figuras añaden una dimensión ceremonial, creando una tensión entre lo humano y lo artificial, lo efímero y lo eterno.

Escultura modelada en arcilla, yeso tallado y objetos reutilizados. Reproducida en resina con nuevos detalles mediante el ensamblaje de objetos reutilizados y masilla epoxi. Pintada con goma laca, pintura de tiza, acrílicos y barniz.

35,50 x 20,50 x 7 cm | 14 x 8 x 2,75 pulgadas