Esta pieza entrelaza lo humano y lo tecnológico con armonía y tensión. Un detalle particularmente llamativo es la nariz rota, un guiño a las esculturas antiguas que han soportado los estragos del tiempo, agregando una capa de historia trágica a la obra. Este desgaste intencional parece sugerir un pasado lleno de conflictos o un futuro olvidado, donde incluso las creaciones más sólidas y avanzadas pueden llevar las marcas de la fragilidad. Los tonos oxidados y los detalles mecánicos ensamblados refuerzan esta narrativa, convirtiendo a la pieza en un símbolo de resiliencia y decadencia en un mundo de constante transformación.

Escultura tallada en yeso, a partir de un molde de arcilla refractaria chamotada fina, y reproducida en resina. Pintada con goma laca, pintura a la tiza, acrílicos y barniz.

27 x 10 x 31 cm | 10,5 x 4 x 12 pulgadas